Integración para beneficio de todos
23 noviembre 2022
La integración social y económica de las personas venezolanas que han llegado al Perú es un desafío que encierra un enorme potencial para el desarrollo local. Capitalizar este potencial pasa por generar condiciones para que puedan ejercer sus derechos, satisfacer sus necesidades básicas y fortalecer su contribución a sus comunidades de acogida.
Cerca de un millón y medio de personas venezolanas han llegado al Perú en los últimos años. Las comunidades y autoridades locales han respondido generosamente, ante un evento migratorio de una magnitud inusitada. Pero la labor aún no ha terminado. La pandemia ha agravado la situación de vulnerabilidad en la que vivía la mayor parte de la población migrante y refugiada.
Un estimado de 1.100 personas venezolanas ingresan a diario al Perú, cifra que ha ido en aumento en el último mes. Quince de cada 100 reportan haber sufrido violencia en la ruta. La gran mayoría vive en condiciones de pobreza y sin acceso a servicios básicos, como salud y educación. Responder a los desafíos de la migración y a las urgentes necesidades de la población migrante y refugiada vulnerable es una cuestión de derechos humanos. Su integración social y económica implica además una oportunidad para el desarrollo de los países de acogida.
Por ejemplo, en 2021, los migrantes y refugiados venezolanos generaron un impacto fiscal neto de S/139 millones de soles en Perú, según un estudio de la Cavenpe y la Kas, contribución que podría haber sido mayor sin las barreras que dificultan su inserción laboral y económica. Además, el gran componente joven y con educación que caracteriza a esta población podría impulsar el crecimiento económico del país, aumentar la inversión y la productividad laboral, según el Banco Mundial (2019). Finalmente, la integración supone disfrutar también de los beneficios de un intercambio cultural enriquecedor.
El Sistema de las Naciones Unidas, en coordinación con las entidades del Estado peruano y sus socios humanitarios, brinda asistencia humanitaria, orientación y protección a personas migrantes y refugiadas venezolanas, y promueve su integración.
Una misión internacional de la ONU se desplegó a la frontera entre Perú y Ecuador la primera semana de noviembre con el objetivo de fortalecer el análisis común para identificar desafíos transfronterizos y alternativas de solución. La misión internacional permitió identificar riesgos y oportunidades comunes entre ambos países.
Desde la ONU, consideramos que el trabajo coordinado con las autoridades locales y socios humanitarios permitirá que lleguemos a quienes más lo necesitan y así impulsar un desarrollo inclusivo y sostenible, sin dejar a nadie atrás.
Columna de opinión publicada originalmente en el diario El Tiempo el 11 de noviembre.