Blog: La voz y el poder transformador de los más vulnerables
El rol de las organizaciones de base comunitaria en la respuesta al VIH en Peru.
Por Andrea Boccardi Vidarte, directora de ONUSIDA para los Países Andinos
El 1 de diciembre, se conmemora el Día Mundial del Sida. Cada año en esta fecha, gobiernos, organizaciones y personas en todo el mundo se unen para declarar su apoyo a las personas que viven con VIH, y para recordar a las que han fallecido por enfermedades relacionadas con el sida. En el Día Mundial del Sida también se busca ampliar la conciencia de la sociedad sobre la temática para poner fin con el estigma y la discriminación que siguen afectando la calidad de vida de personas viviendo con VIH.
Desde la oficina de ONUSIDA para los países Andinos, queremos aprovechar este día especial para agradecer el trabajo de unos actores fundamentales para la respuesta al VIH: las organizaciones de base comunitaria (OBC). Como lo indica el nombre, las OBC se caracterizan por un compromiso profundo con las comunidades de personas viviendo con VIH y afectadas por el VIH, siendo los actores principales en las respuestas al VIH liderado por la comunidad. Las OBC toman diferentes formas estructurales: en el Perú, se pueden presentar como colectivos, iniciativas y asociaciones, o pueden surgir del compromiso de los Apus con su comunidad. Todas estas variedades tienen en común el hecho de ser organizaciones autogestionadas por personas de la propia comunidad, o por personas que tienen un vínculo social fuerte con la comunidad. Eso les permite identificar las vulnerabilidades y necesidades en las comunidades con mayor precisión, desde la convivencia en el día a día, y articular un trabajo transversal en la prevención y la atención del VIH. Ya sea realizando el seguimiento del cumplimiento de una norma o trayendo la perspectiva y realidad de las comunidades hacia los espacios de decisión, las OBC monitorean al estado en su rol de ofrecer servicios de salud, educación y protección social adecuados y cumplen un papel fundamental en el desarrollo de políticas públicas para mejorar el acceso a los servicios de prevención, tratamiento, atención y apoyo sin estigma ni discriminación.
Apoyar el trabajo de las organizaciones de base comunitaria (OBC) es uno de los principales mandatos del Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/sida, ONUSIDA, en el Perú. De forma colaborativa, ONUSIDA y las OBCs trabajan juntos para fomentar capacidades y fortalecer estructuras organizacionales en la respuesta al VIH. Mientras las OBC son los expertos en las respuestas al VIH liderados por las comunidades, ONUSIDA les brinda apoyo técnico y también financiero, ayudándolas con la implementación de acciones estratégicas y canalizando fondos catalíticos para el desarrollo de acciones.
Uno de los ejemplos para esta colaboración ha sido la implementación de los bonos de emergencia para migrantes y peruanos que viven con VIH o Tuberculosis y para personas de las llamadas poblaciones clave (por la elevada prevalencia de VIH que presentan), en Lima y Callao, desde julio 2020. La iniciativa liderada por el Programa Mundial de Alimentos (WFP) en co-ejecucion con ONUSIDA y Socios en Salud, tiene como principal objetivo cubrir las necesidades básicas de alimentación frente a la crisis económica causada por la pandemia del COVID-19, brindando un apoyo financiero mediante transferencias monetarias o tarjetas de alimentos a hogares vulnerables que no han tenido acceso a este beneficio por parte del gobierno. En este proyecto participan más de 30 organizaciones de base comunitaria (OBC), que son aliadas estratégicas para la identificación de personas y familias que concentran diferentes condiciones de vulnerabilidad social, como el desempleo, poco acceso a servicios públicos, falta de vivienda, etc. Compartiendo sus redes de contacto y comunicaciones, las OBC logran identificar y registrar las personas en situación de mayor vulnerabilidad de sus comunidades. Gracias a esta movilización y acción solidaria, 1400 familias han podido ser integradas y beneficiadas por los bonos de emergencia hasta la fecha. Para potenciar el trabajo de las OBC y generar un efecto de cascada, WFP, ONUSIDA y Socios en Salud están realizando talleres de entrenamiento a los miembros de las OBC en temas como nutrición y VIH; nutrición y tuberculosis; derechos humanos, estigma y discriminación, entre otros.
Otro logro de la movilización de las organizaciones a base comunitaria (OBC) en el Perú, ha sido el monitoreo liderado por la comunidad de la "Norma Técnica de Salud de Atención Integral de las mujeres Trans para la Prevención y control de las infecciones de transmisión sexual y el VIH/SIDA", que fue aprobada por el gobierno peruano en 2016. Esta norma incluye el tema del tratamiento hormonal en la respuesta nacional al VIH, tomando en cuenta la cuestión del género y de la interseccionalidad. Al crear visibilidad para estas temáticas en el debate público y evidenciando la necesidad de una salud inclusiva para la comunidad, las OBC que luchan para los derechos de la población trans impulsaron el desarrollo de esta norma técnica y asumieron el reto de vigilar su cumplimiento.
Durante la pandemia por Covid19, las OBC cumplieron un rol crucial para mantener la vinculación de las personas con VIH, tanto peruanas como migrantes y refugiadas, al testeo, al tratamiento y en general a los servicios de salud, trabajando a través de los promotores de pares e inclusive acercando el tratamiento antiretroviral a las personas que lo necesitaban vía el sistema de soporte comunitario, mientras el sistema de salud batallaba íntegramente para contener la enorme demanda de diagnósticos y casos por Covid19 en las áreas de cuidados intensivos.
ONUSIDA ha estado siempre presente, acompañando los esfuerzos y los logros de la comunidad de personas que viven con el VIH desde inicios del 2000, cuando gracias a iniciativas ciudadanas de personas afectadas por el VIH se logró el acceso al tratamiento antiretroviral gratuito en el país, impulsando la participación de sus líderes representantes en espacios como la Coordinadora Nacional Multisectorial en Salud (CONAMUSA), en mesas de trabajo para el monitoreo de presupuestos públicos, para el acceso de los refugiados y migrantes con VIH a la salud y a la protección social, para el reconocimiento pleno de sus derechos humanos, para asegurar la continuidad del tratamiento antiretroviral. Mas recientemente, las OBC han logrado fortalecerse e integrarse como un actor clave en el modelo de atención de oferta múltiple (fija, móvil y comunitaria) que el Ministerio de Salud ofrece actualmente para la prevención y control de las ITS y el VIH en el país, demostrando que pueden contribuir a incrementar en 56% el acceso al testeo y vinculación a los servicios cuando unen esfuerzos con las autoridades nacionales para hacer realidad el derechos a la salud de más de 91,000 personas con VIH que se estima existen en el país, y más de 300,000 personas en alto riesgo de adquirirlo (cf. Estimaciones y proyecciones del VIH para el año 2020, www.aidsinfo/unaids.org).
La experiencia de casi 40 años de pandemia del VIH ha demostrado que el trabajo de las OBC es esencial para asegurar el acceso universal a la salud y a las oportunidades de desarrollo económico y social para los grupos más vulnerables y excluidos de la sociedad. Para que las OBC puedan seguir defendiendo las demandas de las comunidades, es preciso fortalecer la colaboración público – comunitaria, el diálogo social y eliminar las barreras estructurales que impiden el pleno ejercicio de los derechos humanos y la ciudadanía a las personas que viven con y afectadas por el VIH. ONUSIDA busca brindar a las OBC la asistencia técnica y administrativa que necesitan para formalizarse, fortalecer capacidades y tener acceso a un financiamiento sostenible para sus acciones a futuro, porque la voz de las comunidades tiene el poder de visibilizar las desigualdades en la respuesta al VIH y también de transformar el discurso en acción, en estrategias innovadoras e inclusivas para acabar con las desigualdades, poner fin al sida y no dejar a nadie atrás.