En este Día Internacional de la Fraternidad Humana, celebramos los valores de igualdad, unidad y respeto mutuo.
Sin embargo, hoy asistimos en todo el mundo a una oleada de discriminación, xenofobia e intolerancia que distancia a las personas y desgarra el tejido de las sociedades.
Es deber de todos nosotros, incluidos los líderes religiosos, buscar el diálogo por encima de la división, y hacer frente al odio allí donde lo encontremos, antes de que se arraigue y se extienda.
La declaración titulada “La fraternidad humana por la paz mundial y la convivencia”, que firmaron conjuntamente Su Santidad el Papa Francisco y Su Eminencia el Gran Imán de Al-Azhar, Jeque Ahmad al-Tayyib, ofrece pautas para la armonía interconfesional y la coexistencia pacífica. Es un poderoso recordatorio de que nuestro compromiso común con los derechos humanos y la dignidad es la base de un futuro mejor para todos.
Inspirados por esta declaración, reconozcamos que somos una sola familia humana, rica en diversidad, igual en dignidad y derechos y unida en solidaridad.
Juntos podemos allanar el camino hacia un mundo más pacífico, integrador y justo para todas las personas.