Sin embargo, para alcanzar ese objetivo, hay que derribar los obstáculos que dificultan el acceso a servicios vitales.
Alguna persona contrae el VIH cada 25 segundos.
Una cuarta parte de las personas que viven con el VIH —más de 9 millones de personas— no tienen acceso al tratamiento que puede salvarles la vida.
Las leyes, políticas y prácticas discriminatorias castigan y estigmatizan a las personas vulnerables, en especial a las mujeres, las niñas y las minorías, porque les impiden acceder a las medidas de prevención, las pruebas, los tratamientos y la atención de eficacia probada.
El Día Mundial del Sida de este año nos recuerda que es posible ganarle al sida si los dirigentes adoptan un enfoque basado en los derechos para que todas las personas, en particular las más vulnerables, puedan obtener los servicios que necesitan sin temor.
La solidaridad mundial y los derechos humanos han impulsado inspiradores avances en la respuesta mundial al VIH.
Superaremos el sida si nos aseguramos de proteger los derechos de todas las personas, en todas partes.
Insto a todos los dirigentes a que tengan en cuenta el tema de este año y tomen la vía de los “derechos”.