Declaraciones del Secretario General a los medios de comunicación sobre la Cumbre del Futuro
18 septiembre 2024
Buenos días.
Estamos a pocos días de la Cumbre del Futuro y de la apertura del Debate General.
Los debates sobre los resultados de la Cumbre están en su recta final.
No voy a entrar en detalles, pero hoy tengo un mensaje primordial: un llamamiento a los Estados miembros para que muestren un espíritu de compromiso.
Mostrar al mundo lo que podemos hacer cuando trabajamos juntos.
¿Por qué esto es tan importante?
La Cumbre del Futuro nació de un hecho frío y duro: los retos internacionales avanzan más rápido que nuestra capacidad para resolverlos.
Vemos divisiones geopolíticas fuera de control y conflictos desbocados, como los de Ucrania, Gaza, Sudán y otros lugares.
Un cambio climático desbocados. Desigualdades y deuda desbocados. El desarrollo acelerado de nuevas tecnologías, como la inteligencia artificial, sin guía ni barandales.
Y nuestras instituciones simplemente no pueden seguir el ritmo.
Las crisis interactúan y se alimentan mutuamente, por ejemplo, cuando las tecnologías digitales difunden desinformación sobre el clima que agrava la desconfianza y alimenta la polarización.
Las instituciones y los marcos mundiales son hoy totalmente inadecuados para hacer frente a estos retos complejos e incluso existenciales.
Y no es una gran sorpresa. Esas instituciones nacieron en una época pasada para un mundo pasado.
Muchos de los retos a los que nos enfrentamos hoy no estaban en el radar hace 80 años, cuando nacieron nuestras instituciones multilaterales.
Nuestros fundadores comprendieron que los tiempos cambiarían.
Comprendieron que los valores que sustentan nuestras instituciones mundiales son intemporales, pero que las propias instituciones no pueden congelarse en el tiempo.
La arquitectura de la resolución de problemas mundiales nunca se concibió para ser conservada en ámbar.
Los pacificadores de la década de 1940 no podían prever los cambios que se han producido en la humanidad en las últimas ocho décadas:
Los movimientos independentistas y el vertiginoso ascenso económico y geopolítico de muchos países en desarrollo.
Las catastróficas consecuencias del cambio climático.
La exploración espacial en todas sus dimensiones.
Internet, los teléfonos inteligentes y las redes sociales, todo ello potenciado por la Inteligencia Artificial.
Al igual que nuestros fundadores, no podemos saber con precisión lo que nos depara el futuro.
Pero no necesitamos una bola de cristal para ver que los retos del siglo XXI requieren mecanismos de resolución de problemas más eficaces, interconectados e integradores;
Que los graves desequilibrios de poder en las instituciones mundiales deben ajustarse y actualizarse;
Y que nuestras instituciones deben aprovechar la experiencia y la representación de toda la humanidad.
El cambio no se producirá de la noche a la mañana. Pero puede empezar hoy.
Y cuando observamos el trabajo que ya se ha realizado para preparar la Cumbre del Futuro, vemos posibles avances en varios frentes importantes.
El lenguaje más contundente sobre la reforma del Consejo de Seguridad en una generación, y el paso más concreto hacia la ampliación del Consejo desde 1963.
El primer conjunto de medidas de gobernanza para las nuevas tecnologías, incluida la Inteligencia Artificial, en todas sus aplicaciones, con las Naciones Unidas en el centro.
Un gran avance en la reforma de la Arquitectura Financiera Internacional, con el lenguaje más significativo hasta la fecha para reforzar el papel de los países en desarrollo.
Un cambio radical en la financiación de los Objetivos de Desarrollo Sostenible y un compromiso para avanzar en nuestro Estímulo de los ODS, multiplicando los recursos disponibles para los países en desarrollo.
La lista continúa.
Sería trágico que todo esto se perdiera.
Espero que los Estados miembros hagan todo lo posible para que el Pacto para el Futuro, el Pacto Mundial Digital y la Declaración sobre las Generaciones Futuras superen la línea de meta.
No podemos crear un futuro adecuado para nuestros nietos con sistemas construidos para nuestros abuelos.
La Cumbre del Futuro es un primer paso esencial para hacer que las instituciones mundiales sean más legítimas, eficaces y adecuadas para el mundo de hoy y de mañana.
No puede fracasar.
Insto a los Estados miembros a que aprovechen esta oportunidad.
Muchas gracias.