Hace veintinueve años, las Naciones Unidas y el mundo fallaron al pueblo de Srebrenica. Más de 8.000 musulmanes de Bosnia fueron asesinados sistemáticamente y sus restos fueron enterrados en fosas comunes. Fue la peor atrocidad cometida en Europa desde la Segunda Guerra Mundial.
Hoy honramos la memoria de las víctimas y nos solidarizamos con los supervivientes.
También reafirmamos nuestro apoyo a las familias de los asesinados, en su incesante búsqueda de la verdad y la justicia. Debemos luchar contra la negación y el revisionismo y seguir esforzándonos por identificar a todas las víctimas y hacer que todos los responsables rindan cuentas.
Y nos comprometemos a seguir aprendiendo de esta tragedia indescriptible y compartiendo las historias y lecciones de Srebrenica.
El genocidio de Srebrenica es un testimonio desgarrador de las devastadoras consecuencias de la inacción ante el odio. Debemos luchar contra la división y la intolerancia, defender los derechos humanos y promover el entendimiento mutuo y la reconciliación.
Que el recuerdo de Srebrenica fortalezca nuestra determinación de construir un mundo libre del flagelo del genocidio, un mundo donde prevalezcan la justicia y la paz, donde el “nunca más” sea una promesa solemne cumplida para toda la humanidad.