La gente tiene que saberlo, y los periodistas y trabajadores de los medios de comunicación tienen un papel clave a la hora de informarles y educarles.
Los medios de comunicación locales, nacionales y mundiales pueden destacar historias sobre la crisis climática, la pérdida de biodiversidad y la injusticia medioambiental.
A través de su trabajo, la gente llega a comprender la difícil situación de nuestro planeta, y se moviliza y empodera para actuar en favor del cambio.
Los trabajadores de los medios de comunicación también documentan la degradación del medio ambiente. Y aportan pruebas del vandalismo medioambiental que ayudan a pedir cuentas a los responsables.
No es de extrañar que algunos poderosos, empresas e instituciones no se detengan ante nada para impedir que los periodistas medioambientales hagan su trabajo.
La libertad de prensa está amenazada. Y el periodismo medioambiental es una profesión cada vez más peligrosa.
Decenas de periodistas que cubrían la minería ilegal, la tala de árboles, la caza furtiva y otros problemas medioambientales han sido asesinados en las últimas décadas.
En la inmensa mayoría de los casos, nadie ha rendido cuentas.
Según la UNESCO, en los últimos quince años se han producido unas 750 agresiones contra periodistas y medios de comunicación que informaban sobre cuestiones medioambientales. Y la frecuencia de estos ataques va en aumento.
Los procesos judiciales también se utilizan indebidamente para censurar, silenciar, detener y acosar a los periodistas medioambientales, mientras una nueva era de desinformación climática se centra en socavar soluciones probadas, entre ellas las energías renovables.
Pero los periodistas medioambientales no son los únicos en peligro.
En todo el mundo, los trabajadores de los medios de comunicación están arriesgando sus vidas tratando de traernos noticias sobre todo, desde la guerra a la democracia.
Estoy conmocionado y consternado por el elevado número de periodistas muertos en las operaciones militares israelíes en Gaza.
Las Naciones Unidas reconocen la inestimable labor de los periodistas y profesionales de los medios de comunicación para garantizar que el público esté informado y comprometido.
Sin hechos, no podemos luchar contra la desinformación. Sin rendición de cuentas, no tendremos políticas sólidas.
Sin libertad de prensa, no tendremos ninguna libertad.
Una prensa libre no es una elección, sino una necesidad.
Nuestro Día Mundial de la Libertad de Prensa es muy importante. Por eso, pido a los gobiernos, al sector privado y a la sociedad civil que se unan a nosotros para reafirmar nuestro compromiso de salvaguardar la libertad de prensa y los derechos de los periodistas y profesionales de los medios de comunicación de todo el mundo.