Mujeres Inspiradoras: Voluntarias ONU que Decidieron Actuar y Apostaron por el Voluntariado
Contribuir desde el voluntariado para un mundo mejor.
Historiadora, abogada, comunicadora, socióloga, ingeniera y psicóloga; seis profesiones aparentemente distintas unidas por una misma pasión en las Naciones Unidas: contribuir desde el voluntariado para un mundo mejor.
Marlene Torres, Jazmin Urquiza, Gissela Suárez, Diana Palomino, Astrid Sotomayor y Faviola Mares son seis profesionales que forman parte de las más de 200 mujeres que se unieron a 13 Agencias, Fondos y Programas de la ONU en Perú como voluntarias en el 2023.
Con diversos perfiles, experiencias y campos de acción, estas voluntarias son protagonistas del cambio y de la implementación de soluciones creativas para mejorar la calidad de vida de miles de personas.
Escuchar, informar, sanar
Marlene Torres es una historiadora venezolana de 58 años que emigró al Perú. Hoy es Voluntaria ONU Especialista del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR). ¿Su rol? A través de la línea Interagencial “Infocontigo” orienta a los migrantes sobre sus derechos y cómo acceder a los servicios disponibles por parte del Estado. También los deriva a la institución competente cuando se trata de personas con un alto grado de vulnerabilidad.
“Cada llamada me permite conocer a fondo las necesidades legales, alimenticias y emocionales que tiene una persona que migra en contra de su voluntad, que está sola y no tiene una red de apoyo consigo”. Para ella, el voluntariado ONU es “sanar”.
Solidaridad sin fronteras
Diana Palomino sirve como Voluntaria ONU de la categoría Especialista en la Organización Internacional para las Migraciones (OIM). Ella es una socióloga limeña de 37 años que brinda atención en emergencias y asistencia en temas legales, de salud y empleabilidad y movilidad segura en la ciudad de Tacna. Parte de sus tareas como auxiliar de protección e inclusión social involucra participar en espacios de incidencia con organizaciones estatales y organizar actividades de integración entre migrantes y peruanos.
¿Qué la motivó a ser voluntaria? Vio la convocatoria y supo que era el momento de enfrentar nuevos retos, experiencias. Esta vez desde la OIM. “Sabía que era un gran reto salir y aportar como profesional, aunque sea lejos de mi hogar. He podido aprender de una realidad diferente y siento que he logrado una gran experiencia de vida para seguir sirviendo a los más vulnerables con el apoyo de nuevos colegas y grandes amistades”. Para ella, el voluntariado ONU es “solidaridad”.
Creciendo en comunidad
Gissela Suárez es una comunicadora que inició hace más de 20 años una carrera dedicada al abordaje del desarrollo y de la infancia y adolescencia. En Iquitos, ocupa la posición de gestora comunitaria como Voluntaria ONU Especialista en el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF). ¿Qué es lo que hace? Con su trabajo contribuye a promover y fortalecer la participación de la comunidad y la articulación intersectorial para la garantía de derechos de niños, niñas y adolescentes.
Con 46 años, posee amplia experiencia trabajando en Loreto por la infancia y adolescencia desde un enfoque de derechos y de protección. “Mi experiencia en trabajo comunitario ha permitido al equipo local reforzar la identificación de estrategias comunitarias y articular con otros componentes de salud, cambio social y de comportamiento”. Para ella, el voluntariado ONU es “servicio”.
Por un planeta sano
Astrid Sotomayor es Voluntaria ONU para el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA). ¿Cuál es su formación? Es ingeniera ambiental y actualmente tiene el rol de analista de datos ambientales. Su trabajo contribuye al análisis integrado del clima, la biodiversidad y la contaminación para el PNUMA; además, brinda asistencia técnica para la construcción e implementación del Marco de Cooperación para el Desarrollo Sostenible 2022-2026 de ONU Perú. Junto al Ministerio del Ambiente (Minam) también promueve los esfuerzos para la protección, conservación y restauración de las turberas peruanas. Astrid es el punto focal técnico del PNUMA en el país para la Iniciativa Mundial para las Turberas (IMT).
“Decidí formar parte de UNV ya que me pareció una gran oportunidad para aportar al desarrollo del país desde mi especialidad. Ha sido una gran experiencia donde he podido conectar con importantes contrapartes del gobierno, cooperación internacional, sector privado, académico, etc., lo que me ha permitido aprender mucho y tener una visión más amplia de cómo abordar las problemáticas ambientales en el país y la región”. Para Astrid, el voluntariado ONU es “compromiso”.
Acción para generar cambios
Jazmin Urquiza también es una joven limeña de la carrera de derecho. Tiene 26 años y en su asignación como Voluntaria ONU de la categoría Joven ocupa la posición de asistente legal junior para la OIM. Entre las tareas que realiza está el brindar apoyo legal en la proyección de contratos, acuerdos de cooperación y otras acciones que permitan establecer vínculos entre la organización y entidades privadas o estatales. Ella entiende que su labor es clave para que los centros que brindan asistencia a la población migrante puedan ofrecer un mejor servicio.
¿Qué la motivó a ser voluntaria? El deseo de conectar con las personas y con sus historias, generar cambios positivos que permitan la construcción de un lugar mejor: más sostenible, solidario, respetuoso y tolerante, fue su principal motivación . “Mis labores contribuyen para asistir y establecer vínculos que permitan a la organización concretar relaciones con distintos agentes que colaboran con nuestra misión”, destaca. Para ella, el voluntariado ONU es “servicio”.
Oportunidades para cambiar
Fabiola Mares es otra de las profesionales de Iquitos que decidió sumar con su talento a Unicef como Voluntaria ONU Experta. Psicóloga de 61 años, y con vastos conocimientos en desarrollo infantil temprano y la protección de derechos en niños, niñas y adolescentes, tiene el rol de especialista de salud en la ciudad que la vio nacer. Su trayectoria profesional le ha permitido contribuir con el trabajo de Unicef en la implementación de estrategias que movilicen a las instituciones en favor de niños, niñas y adolescentes.
“Creo en el ejercicio de liderazgo transformador y democrático, con toma de decisiones corporativas, bajo un código de ética que permita determinar los roles y funciones que toca asumir a cada servidor público y desde ese escenario promover la mística por la misión institucional, que coloca como foco de atención las transformaciones en la vida de las personas con las que trabajamos”, resalta. Para ella, el voluntariado ONU es “transformación”.
Ya sea en temas de migración, educación, asistencia humanitaria o medio ambiente, las Voluntarias son el ejemplo claro de que cuando decides actuar y dar lo mejor de ti contribuyes al cambio que quieres ver en el mundo. Sus motivaciones e historias de cómo iniciaron este camino y los desafíos que han afrontado nos recuerdan la importancia de seguir trabajando para empoderar a las mujeres, para que sigan aportando con soluciones innovadoras desde sus perspectivas, saberes y experiencia.
Voluntarios ONU trabaja para que las oportunidades de transformar nuestro entorno a través del voluntariado sean para todos y todas, sin ninguna distinción. Porque somos inspiración en acción.