Cambio climático, infraestructura y gobernabilidad
Ya casi es un hecho que no podrá alcanzarse la meta de 1,5 grados de temperatura global con respecto a niveles preindustriales.
Por Alejandro Rossi (*)
También está claro que hemos superado 7 de un total de 8 parámetros clave para la seguridad y justicia de nuestro sistema planetario (safe and just Earth Systems Boundaries, ESB).
En América Latina, el Perú es un caso especialmente delicado en función de los desafíos que atraviesa actualmente en términos de gobernabilidad y recuperación económica. Pero también el contexto país se agrava en razón de impacto diferenciado que se está desprendiendo de algunos fenómenos extremos: el reciente “ciclón” Yaku, el primero en registrarse en la zona del Pacífico luego de 40 años, así como la llegada de El Niño Costero, declarado oficialmente entre nosotros desde el pasado 8 de Junio, luego de habernos complicado, y mucho, en 1995, 1996, 2017 y ahora en el 2023.
Además, las condiciones necesarias para el desarrollo de El Niño a nivel global están presentes y se espera que influya en el Pacífico Oriental con mayor fuerza en el último trimestre del año e inicios del 2024. Inevitablemente, el fenómeno tendrá influencia en el clima global y la ocurrencia de eventos anómalos como situaciones de exceso y déficit de precipitación.
Las alteraciones del clima tal y como las conocemos, ya están teniendo impacto sobre las personas vulnerables en el territorio del Perú. Si nos referimos solamente al “Niño Costero”, a la fecha unas 500.000 personas han sido afectadas o damnificadas en los departamentos de Tumbes, Piura y Lambayeque, y más de 50.000 niños han debido soportar la interrupción de su escolaridad. Es necesario pasar a la acción, para asegurar que la recuperación económica se oriente, con transparencia, en la dirección correcta, de una manera inclusiva a nivel social y compatible con el clima.
Infraestructura resiliente
Por eso es importante hablar de infraestructura. Hoy día , el Perú registra un atraso en proyectos de infraestructura de casi 50 mil millones de dólares, nada más que en el sector transporte . La ocurrencia de estos fenómenos climáticos sólo confirma una tendencia en curso que se mantendrá, y tal vez se agravará, en el mediano-largo plazo.
Pero acelerar los proyectos de infraestructura no es una tarea sencilla . Hay muchas razones que explican el actual estancamiento de los proyectos que necesita el país, y se corre el riesgo de abrir nuevos frentes de conflicto, ineficacia , pérdida de tiempo y de valiosos fondos públicos, todo lo cual impactará al final del día, una vez más, en aquellas personas que son más vulnerables.
Qué hace falta para lograr impulsar la agenda de aceleración con impacto en los proyectos de infraestructura? A continuación una rápida Hoja de Ruta:
1. Mejor preparación de los proyectos. Cualquier que sea la modalidad de implementación, si el proyecto a ejecutar no ha sido adecuadamente conceptualizado , validado y co-creado junto a la comunidad , el resultado buscado será “neutralizado” por una democratización limitada de la gestión de obra pública.
2. Fortalecimiento de las capacidades de gestión de proyectos, para lo cual es muy importante trabajar en la adecuada gestión del proyecto, pero también apostando al desarrollo de carrera de funcionarios gubernamentales que deberán formarse para garantizar gestores cada vez mejor preparados para utilizar las herramientas disponibles, a escala de los desafíos actuales y por venir.
3. Asegurar un enfoque de acción climática, sostenibilidad y resiliencia frente al riesgo de desastres. Esto significa considerar “en serio” los distintos escenarios de cambio climático así como la situación de las personas frente a aquellos, para luego procurar que cada proyecto juegue a favor del clima y de las personas, no en su contra.
4. Asegurar un enfoque de inclusividad. La infraestructura inclusiva es el desarrollo de infraestructura que tiene en cuenta las diversas necesidades de todas las personas, especialmente de las más marginadas, y empodera a todas las personas para que tengan una buena calidad de vida, puedan participar plenamente en la sociedad y sean más resistentes a los impactos del cambio climático. Esto significa asegurar que la infraestructura sea equitativa, accesible, asequible, que no cause daños y que empodere a las comunidades.
Se trata de un cambio de paradigma en la manera de conceptualizar y ejecutar proyectos de obra pública . El nuevo paradigma requiere una nueva matriz de liderazgo donde la juventud, a través de ese recambio generacional que cada día suena con más fuerza, esté llamada a ocupar un lugar central, en tanto que responsable, usuaria y guardiana de la infraestructura para la acción climática que tendremos en las décadas por venir .
(*) Experto regional para América Latina y el Caribe de las Naciones Unidas en infraestructura para la acción climática, derechos humanos, innovación y medio ambiente.
Contribución especial para la Mesa de Acción ODS#9. Perú Sostenible.