Los desafíos de enfrentar una pandemia lejos de casa
26 julio 2022
Alianza entre el Banco Mundial y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) permitió apoyar a familias refugiadas y migrantes vulnerables.
La pandemia de la COVID-19 ha tenido un severo impacto socioeconómico en América Latina y el Caribe. Entre otros factores, las restricciones de movilidad provocaron la pérdida de miles de empleos y dejaron a millones de personas sin capacidad para asegurar necesidades básicas, como alimentación y vivienda. Como consecuencia, incrementaron los niveles de pobreza e informalidad laboral. En toda la región, los refugiados y migrantes de Venezuela han sido particularmente vulnerables a estos impactos, debido a la falta de redes de soporte y protección social.
Desde hace algunos meses, Faviola Tovar vende desayunos por las calles de la zona de Lima Sur. Es migrante venezolana y llegó a Perú junto a su pequeño hijo de 4 años, en septiembre de 2021, sin trabajo ni mucho dinero.
“El primer tiempo fue difícil, entonces unos vecinos me hablaron de postular a una ayuda. Me registré y luego me llamó una señorita para saber cómo estábamos viviendo. Cuando recibí el dinero de la OIM pagué unas deudas, di para el arriendo, pagué lo que debía a una caserita y le compré a mi hijo su uniforme y unos útiles que necesitaba. Ahí mismo compré un termo y un carrito para independizarme”, cuenta mientras hace su recorrido diario.
El Banco Mundial y la OIM en Perú unieron esfuerzos y llevaron adelante un proyecto para apoyar a la población refugiada y migrante venezolana más vulnerables, a través de transferencias monetarias que les permitieran cubrir sus necesidades básicas por un mes.
Como Faviola Tovar, casi 15 mil familias recibieron recursos que les permitieron cubrir necesidades de alimentación, pago de arriendo y atenciones de salud, entre otras. La mayoría de las personas que recibieron estos recursos eran parte de familias numerosas, mujeres embarazadas o en período de lactancia y personas con problemas de salud, de las regiones de Tumbes, Piura, La Libertad, Lima Metropolitana y el Callao. Además, estos aportes también permitieron dinamizar las economías de las comunidades de acogida, pues las familias los usaron para comprar en negocios locales.
Carmen Damián, dueña de una tienda de abarrotes en la zona de San Juan de Miraflores, cuenta con satisfacción que su negocio se ha visto favorecido con la migración venezolana: “Muchos de mis clientes son venezolanos. Ellos de alguna forma han permitido que mi negocio crezca. Yo sé que no es fácil llegar a un país a la nada. Por eso, es importante que las instituciones puedan ayudarles, porque eso es un plus para su crecimiento del día a día”.
En la zona de Villa María del Triunfo, Brigitte Díaz, dueña del local de comida “Antojitos donde Yamil”, no solo tiene clientes venezolanos, sino que varias de sus ayudantes de cocina también lo son. Esta emprendedora peruana piensa que los trabajadores y trabajadoras venezolanas han ayudado a muchos pequeños comerciantes a crecer, que son personas comprometida y aportan valor a sus negocios. “Ellas proponen nuevas opciones y para bien, porque tú no eres solo a la cabeza, sino que somos un grupo para salir adelante y surgir”.
Les invitamos a conocer más sobre el proyecto y estos testimonios en el siguiente video:
Nota: Tras nueve meses de implementación, el proyecto culminó el mes de junio del 2022. De requerir más información sobre posibles asistencias con la OIM Perú, por favor, escribir a través de las redes sociales oficiales de la organización (aquí). Recuerde que toda asistencia humanitaria que entrega la OIM y sus socios es gratuita y garantiza la protección y seguridad de las personas. Si sospecha de cualquier mensaje, denúncialo a: iomperuatencion@iom.int.