Se cobra vidas, causa estragos en los servicios de salud pública, y alimenta la violencia y la delincuencia organizada.
El narcotráfico está arrasando las comunidades con sustancias más potentes, más peligrosas y más mortíferas que nunca. Por su parte, las redes delictivas se aprovechan de los más vulnerables, especialmente mujeres y jóvenes, y recaudan cientos de miles de millones al año con el tráfico ilícito de drogas.
Este año nos enfocamos en la prevención como la estrategia más esencial para detener el flujo de drogas que nutre la delincuencia organizada en todo el mundo.
Debemos reducir la demanda invirtiendo en educación, tratamiento, medidas de reducción de daños y asistencia; apuntar a la maquinaria de producción eliminando los laboratorios ilícitos y ofreciendo a los agricultores alternativas viables; y cortar las redes de tráfico reforzando las rutas comerciales mundiales y estrangulando los flujos financieros de las redes delictivas, garantizando siempre el respeto de los derechos humanos.
Renovemos nuestro compromiso de acabar con el consumo y el tráfico de drogas, uniéndonos para desmantelar las redes delictivas y rompiendo de una vez por todas el ciclo de sufrimiento y destrucción.