Lloramos a los 6 millones de judíos asesinados por los nazis y sus colaboradores, cuyo objetivo fue borrar a todo un pueblo de la faz de la tierra.
Lloramos a los romaníes y sintis, a las personas con discapacidad y a todas las demás personas esclavizadas, perseguidas, torturadas y asesinadas.
Acompañamos a las víctimas, a los supervivientes y a sus familiares.
Y renovamos nuestra determinación de no olvidar jamás.
Permitir que el Holocausto desaparezca de la memoria sería deshonrar el pasado y traicionar el futuro.
Recordar es un acto moral. Y un llamamiento a la acción.
Saber la historia del Holocausto es saber lo bajo que puede caer la humanidad...
Entender cómo los nazis pudieron cometer sus crímenes atroces, con la complicidad de otros...
Y comprender que todos tenemos un deber solemne: denunciar el odio y defender los derechos humanos de todos.
Tras el infierno del Holocausto, los países se unieron y consagraron la dignidad de todas las personas en la Declaración Universal de Derechos Humanos.
En momentos oscuros, ese documento sigue siendo un faro.
Ochenta años después del final del Holocausto, el antisemitismo sigue entre nosotros, alimentado por las mismas mentiras y el mismo odio que hicieron posible el genocidio nazi.
Y se está propagando.
Prolifera la discriminación...
Se fomenta el odio en todo el mundo...
Se distorsionan, minimizan y niegan hechos históricos indiscutibles...
Y hay intentos de reconstruir y rehabilitar a los nazis y sus colaboradores.
Debemos hacer frente a estos agravios.
En estos días en que imperan las divisiones —y pasado más de un año desde los terribles atentados terroristas del 7 de octubre perpetrados por Hamás— debemos aferrarnos a la humanidad que nos une.
Debemos condenar el antisemitismo, del mismo modo que debemos condenar todas las formas de racismo, prejuicio y fanatismo religioso.
Y debemos renovar nuestra determinación de defender la dignidad y los derechos humanos de todos.
Esas causas constituyen la esencia misma de las Naciones Unidas.
Nunca olvidaremos ni flaquearemos en esa lucha.