Es un elemento esencial para que todas y cada una de las personas puedan desarrollar plenamente su potencial y para que las sociedades y las economías crezcan y prosperen.
Los rápidos avances tecnológicos de hoy en día, como la inteligencia artificial, prometen ayudar al alumnado de todas las edades a lo largo de su aprendizaje.
No obstante, los tremendos beneficios vienen acompañados de riesgos enormes. A medida que los sistemas de inteligencia artificial se vuelven más potentes, hay más posibilidades de que se desfasen la intención humana y las repercusiones que genera la automatización.
Este año, el Día Internacional de la Educación nos recuerda que, para aprovechar al máximo el potencial de la inteligencia artificial, también es preciso que la capacidad de acción humana — y los derechos humanos — sigan siendo el núcleo de esta tecnología que evoluciona con tanta rapidez.
Tenemos que asegurarnos de que la inteligencia artificial ayude al alumnado y al cuerpo docente dándoles acceso a información y planes de estudios innovadores y a otras herramientas didácticas.
Y tenemos que trabajar con el cometido de que todos los usuarios tengan las herramientas y los conocimientos necesarios para usar esta tecnología de manera inteligente, segura y ética, por ejemplo mediante los marcos de competencias de la UNESCO que ayudan a estudiantes y docentes a incorporar la inteligencia artificial en el aprendizaje.
El Pacto Digital Global, que se aprobó hace poco, incluye otros pasos fundamentales para ayudar a que, como hasta ahora, sea la humanidad quien controla el desarrollo y la gobernanza de la inteligencia artificial y no viceversa.
La inteligencia artificial no debe reemplazar nunca los elementos humanos esenciales del aprendizaje.
En este día tan importante, comprometámonos a que la humanidad siga siendo el núcleo de los sistemas educativos de todo el mundo.