La trata de personas es un delito atroz que afecta a los sectores más vulnerables de nuestras sociedades.
Este Día Mundial contra la Trata de Personas está dedicado a los más vulnerables de entre nosotros: los niños y las niñas.
Un tercio de las víctimas de la trata son niños y niñas, que sufren abusos indescriptibles, como el trabajo forzoso, la venta de novias, el reclutamiento como soldados o la coacción para realizar actividades delictivas. Las crecientes desigualdades y la globalización han propiciado la aparición de complejas redes de trata que desafían los marcos jurídicos tradicionales y crean nuevas formas de esclavitud. Las plataformas en línea hacen que niñas y niños estén aún más expuestos a la explotación sexual y la violencia de género, y que los tratantes puedan explotar a sus víctimas a través de las fronteras.
Las secuelas físicas y psicológicas de esos delitos persisten durante mucho tiempo, incluso en la edad adulta, y privan a los niños y niñas de su inocencia, su futuro y sus derechos fundamentales.
Debemos reforzar las respuestas en materia de protección, como los mecanismos de justicia adaptados a la infancia, y sensibilizar a la opinión pública, apoyar a los niños y niñas no acompañados en movimiento, proporcionar atención a los supervivientes y atajar las causas profundas de la explotación ayudando a las familias vulnerables.
Pido a los gobiernos, a la sociedad civil y al sector privado, incluidas las empresas tecnológicas, que intensifiquen sus esfuerzos y su colaboración para que ningún niño o niña sea víctima y para que ningún tratante quede impune.
En este día, renovemos nuestro compromiso por un futuro en el que todos los niños y niñas estén a salvo y sean libres.