La contaminación atmosférica no sabe de fronteras: transportada por el viento, puede recorrer miles de kilómetros esparciendo contaminantes. Y la crisis climática se hace presente en todos los continentes del planeta con efectos devastadores y cada vez más acusados.
Los problemas mundiales requieren soluciones mundiales. Debemos actuar juntos en defensa de un aire limpio: ese es el tema del Día Internacional del Aire Limpio por un cielo azul de este año.
Juntos tenemos que ser capaces de acelerar una transición justa y equitativa que nos aleje de los combustibles fósiles, en particular el carbón, en favor de energías renovables no contaminantes, velando al mismo tiempo por que nadie se quede atrás.
A tal efecto, he propuesto un Pacto de Solidaridad Climática, en el que todos los grandes emisores hagan esfuerzos adicionales para reducir las emisiones y los países más ricos movilicen recursos financieros y técnicos para ayudar a las economías emergentes a hacer lo propio. Y he propuesto una Agenda de Aceleración para potenciar esos esfuerzos. Insto a todos los países a que lleven ambos a la práctica.
También debemos apoyar la transición hacia soluciones limpias para cocinar y hacia los vehículos eléctricos. Debemos fomentar los desplazamientos a pie y en bicicleta en las ciudades e instaurar sistemas que conviertan la gestión responsable de los residuos en algo natural. Y debemos cumplir el compromiso de reducir las emisiones de metano.
El aire que respiramos es un bien común y una responsabilidad común. Trabajemos juntos para limpiarlo, para proteger nuestra salud y para legar un planeta sano a las generaciones venideras.