Se aprovecha de situaciones de vulnerabilidad y prospera en tiempos de conflicto e inestabilidad.
En tiempos como los actuales, cuando las desigualdades van en aumento, las emergencias climáticas son cada vez peores y las cifras de desplazados alcanzan cotas sin precedentes, el número de personas expuestas a la trata es cada vez más elevado.
La mayoría de las víctimas detectadas son mujeres y niños, muchos de los cuales sufren brutales actos de violencia y son sometidos a trabajos forzados, a horribles abusos y a la explotación sexual.
Y pese a todo, la trata de personas continúa impune. No se presta, ni de lejos, la suficiente atención a esos delitos. Es algo que debe cambiar.
Debemos invertir mucho más en detección y protección. Debemos reforzar la aplicación de la ley para llevar ante la justicia a los delincuentes que convierten en mercancía a los seres humanos. Y debemos hacer más para ayudar a los supervivientes a reconstruir sus vidas.
En este Día Mundial contra la Trata de Personas, redoblemos nuestros esfuerzos para detectar a los supervivientes, para protegerlos y prestarles apoyo, y para no dejar atrás a ninguna víctima de la trata.
Construyamos juntos un mundo en el que nadie pueda ser comprado, vendido o explotado.