Casi la mitad de todos los embarazos no son intencionales
Por equipo de comunicaciones de UNFPA Perú.
Nuevo informe del UNFPA alerta una crisis mundial.
En el Perú, aproximadamente 2 de cada 3 embarazos de las adolescentes no fueron intencionales (ENDES, 2021).
Casi la mitad de todos los embarazos en el mundo, un total de 121 millones, no son intencionales. Al poner en las manos de las mujeres y las niñas el poder de tomar la decisión fundamental de quedar o no embarazadas, no es una opción en absoluto, explica el informe El Estado de la Población Mundial 2022, publicado el día de hoy por el UNFPA, el organismo de las Naciones Unidas dedicado a la salud sexual y reproductiva.
La realidad en Perú es similar. En los últimos cinco años, 52.1% de los nacimientos ocurridos no habían sido planeados en el momento de su concepción (ENDES 2020). Es decir, 1 de cada 2 nacimientos ocurridos no fueron intencionales.
Este trascendental informe, “Visibilizar lo Invisible: La necesidad de actuar para poner fin a la crisis desatendida de los embarazos no intencionales”, advierte que esta crisis de derechos humanos tiene consecuencias profundas para las sociedades, las mujeres y las niñas y la salud mundial. Más del 60 por ciento de los embarazos no intencionales terminan en aborto, y se estima que el 45 por ciento de todos los abortos son inseguros y producen el 13 por ciento de todas las muertes maternas, una situación que tiene importantes repercusiones en la capacidad del mundo para lograr los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
“Este informe es un llamado de atención. La abrumadora cantidad de embarazos no intencionales representa un fracaso mundial en la defensa de los derechos humanos fundamentales de las mujeres y las niñas”, afirma la Directora Ejecutiva del UNFPA, la Dra. Natalia Kanem. “Para las mujeres afectadas, la decisión reproductiva más trascendental de su vida –si quedarse o no embarazadas– no es una opción en absoluto. Al poner el poder de tomar esta decisión fundamental directamente en las manos de las mujeres y las niñas, las sociedades pueden garantizar que la maternidad sea una aspiración y no algo inevitable.
Según los registros administrativos del Ministerio de Salud del Perú, el número de partos en niñas menores de 15 años aumentó de 1,158 a 1,438 entre 2020 y 2021. Adicionalmente, cerca de la mitad de partos ocurridos en las adolescentes de 15 años podrían haber sido concebidos cuando eran menores de 15 años. Es importante recalcar que el embarazo en una niña de 14 años o menos edad es -en todos los casos- consecuencia de una violación sexual, según lo establecido por el ordenamiento legal peruano. "Las niñas con menos recursos tienen cinco veces más posibilidades de quedar embarazadas; y ser madres profundiza esta situación, entrando así en un círculo vicioso de pobreza", declara Hugo González, Representante del UNFPA en Perú.
Y, para seguir visibilizando lo invisible, en 2020 –durante la pandemia por la COVID -19– 24 niñas peruanas menores de 10 años se vieron forzadas a ser madres, según cifras preliminares del Sistema de Registro del Certificado del Nacido Vivo del Ministerio de Salud en línea. La violencia contra la mujer ha sido una pandemia dentro de otra.
Este no es un reporte sobre el aborto. Tampoco es uno sobre la maternidad. Es un reporte de lo que sucedió antes del embarazo: la falta de acceso a información y educación sexual; la falta de acceso a servicios de salud sexual y reproductiva de calidad. Es un reporte sobre las conversaciones no sostenidas con sus parejas. Sobre las relaciones sexuales no consentidas y el abuso sexual. Sobre todos aquellos factores y normas sociales que propician una valoración desigual y discriminatoria sobre el rol y los derechos de las niñas y mujeres que no contribuyen a su autonomía corporal y capacidad de agencia. Y las lamentables consecuencias que afectan la vida de las niñas y las mujeres, de sus familias y sus comunidades.
Principales hallazgos: La desigualdad de género y el estancamiento del desarrollo se traducen en altas tasas de embarazos no intencionales
A escala mundial, se estima que 257 millones de mujeres que quieren evitar un embarazo no están usando métodos anticonceptivos seguros y modernos, y en aquellos casos en los que existen datos disponibles, casi una cuarta parte de todas las mujeres no pueden oponerse a tener relaciones sexuales. En el contexto nacional, la prevalencia de uso de métodos anticonceptivos modernos en Perú pasó de 53 % en el año 2015 al 55.0 % en el año 2020. Esta es una de las más bajas de la región. El uso de métodos anticonceptivos modernos es menor en las mujeres de las zonas rurales altoandinas (48.7 %), del quintil de ingresos más bajo (47.6 %) y en las mujeres indígenas (46.3 %).
Otros factores clave que también contribuyen a los embarazos no intencionales son:
● La falta de información y servicios de salud sexual y reproductiva
● Opciones anticonceptivas inadecuadas para los cuerpos o circunstancias de las mujeres
● Normas perjudiciales y estigma alrededor del control por parte de las mujeres de su fecundidad y sus cuerpos
● La violencia sexual y la coerción reproductiva
● Actitudes prejuiciosas o humillación en los servicios de salud
● La pobreza y el estancamiento del desarrollo económico
● La desigualdad de género
Todos estos factores reflejan la presión impuesta por las sociedades sobre las mujeres y las niñas para que se conviertan en madres. Un embarazo no intencional no necesariamente es un fracaso personal, y se puede deber a la falta de autonomía permitida por la sociedad o al valor que se da a las vidas de las mujeres. “Ha llegado el momento de visibilizar lo invisible. Tenemos que prestar atención a las opiniones de las mujeres, conocer mejor sus necesidades y reivindicar su igualdad en todos los ámbitos de sus vidas”, apuntó Harold Robinson, Director Regional de UNFPA para América Latina y el Caribe, en la presentación del informe.
La responsabilidad de actuar
El informe muestra la facilidad con la que los derechos más elementales de las mujeres y las niñas son relegados a un segundo plano en tiempos de paz y en medio de una guerra. Insta a los tomadores de decisiones y a los sistemas de salud a priorizar la prevención de los embarazos no intencionales por medio de acciones dirigidas a mejorar la accesibilidad, aceptabilidad, calidad y variedad de la anticoncepción, y a ampliar de manera considerable la información y los servicios de salud sexual y reproductiva de calidad.
Urge a los encargados de formular políticas, líderes comunitarios y todas las personas a empoderar a las mujeres y las niñas de modo que puedan tomar decisiones afirmativas sobre las relaciones sexuales, la anticoncepción y la maternidad, aparte de fomentar sociedades que reconozcan el valor total de las mujeres y las niñas. Si lo hacen, las mujeres y las niñas podrán contribuir plenamente a la sociedad y contarán con las herramientas, la información y el poder para tomar esta decisión fundamental –la de tener hijos o no– por sí solas.